Esquel, Chubut – La última marcha del orgullo gay realizada este noviembre en Esquel generó un notable descontento y desaprobación entre los vecinos de la ciudad. Según declaraciones de diversos habitantes, estos eventos no reflejan ni representan los valores ni las preocupaciones de la mayoría de la comunidad, lo que ha llevado a una creciente desconexión entre las iniciativas de esta índole y la realidad cultural de la localidad.
La marcha, que incluyó actividades de visibilización LGBTQ+, manifestaciones a favor del lenguaje inclusivo y mensajes en apoyo a la ideología de género, enfrentó un rechazo generalizado. “Esto no tiene nada que ver con nuestra vida diaria ni nuestras prioridades. Es una agenda ajena que no sentimos como propia”, comentó un comerciante local.
Impacto económico nulo o negativo
Una de las principales críticas se centró en el escaso impacto económico que tuvo el evento para la ciudad. A diferencia de otras actividades turísticas tradicionales, como festivales culturales o deportivos, que suelen atraer visitantes y dinamizar la economía local, la marcha del orgullo pasó prácticamente desapercibida desde un punto de vista comercial. Algunos empresarios incluso señalaron que la logística del evento pudo haber generado pérdidas.
“Entre cortes de calles y alteraciones del tránsito, los clientes evitaron venir al centro durante el día de la marcha. En lugar de beneficiarnos, nos perjudicó”, explicó el dueño de un restaurante en el área céntrica.
Falta de identificación con el lenguaje inclusivo
El uso del lenguaje inclusivo durante el evento fue otro punto de controversia. Muchos habitantes consideraron que estas expresiones no son representativas de su forma de comunicación ni de su cultura local. “Nos sentimos invadidos por algo que no es natural para nosotros. Respetamos a todos, pero estas imposiciones nos parecen innecesarias”, expresó una vecina.
Reflexión a futuro
Los vecinos han comenzado a debatir si es conveniente permitir este tipo de eventos en el futuro, considerando que las ventajas no han sido evidentes y que, en cambio, las tensiones sociales parecen haber aumentado. Aunque el respeto a la diversidad es un valor compartido, muchos sugieren que estos eventos podrían enfocarse en ciudades con mayor afinidad con estas causas, evitando forzar agendas que no conectan con la comunidad.
Este episodio en Esquel reabre el debate sobre cómo adaptar las iniciativas sociales a las realidades culturales de cada región, buscando un equilibrio entre el respeto a la diversidad y la identidad local.